El obispo Anglicano Julio Cesar Holguín llamó la atención de todos los sectores para que luchen en contra de la discriminación, sobretodo, de las mujeres mayores de 35 años, las cuales no son tomadas en cuenta, en la mayoría de las ofertas de empleos que se publican en los diarios.
Ante esta situación pidió que recordemos, que todos somos hijos de Dios, hechos a su imagen y semejanza y por ello, debe haber equidad e igualdad de oportunidades para todos.
La discriminación es un acto de injusticia que debe ser denunciado como un pecado por el cual sus practicantes deben arrepentirse y dejar de actuar en ese sentido.
Por otro lado, el obispo anglicano, denunció que en nuestro país también existe una cultura de corrupción, existen corruptos y corruptores y estos es desde hace siglos en nuestra historia, lo que propicia el aumento de la pobreza, el desemplo la prostitución, el crimen, la falta de salud y deficiencias en la educación.
Quienes se dejan arrastrar por la corrupción y prácticas pecaminosas están negando a Dios.
Es necesario que la Iglesia de Jesucristo, haga su parte guiando a la gente para que se ejercite la práctica de la transparencia, la honradez y la exaltación de los valores eticos y morales en el manejo de los recursos del pueblo, para que no se continúe el peculado que ha matizado por décadas la administración pública.
También expresó que la voz profética de la iglesia debe unirse al movimiento ecuménico en general, el Estado, los empresarios justos, el Congreso y todos los sectores contribuyan a liberar de la pobreza al mayor número de dominicanos y dominicanas de los casi cinco millones que se encuentran en extrema pobreza.
El obispo Anglicano, Julio César Holguín, se expresó en estos términos durante la celebración eucarística para conmemorar los 110 años de servicio de la Iglesia Episcopal en el país.
A este evento asistieron varios miles de feligreses de las distintas provincias del país, así como importantes figuras de esa congregación a nivel Internacional.
Durante la celebración los asistentes se mantuvieron animados y con gran alborozo en la fiesta de los episcopales, donde confirmaron una vez más su camino en la fe.
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