JOSE BÁEZ GUERRERO
En el caso de la campaña internacional que pretende imputar a la República Dominicana que aquí se esclaviza a los haitianos, y se violan sus derechos humanos de otras maneras, nuestro país luce a veces como un torpe pollo manilo que no sabe contra qué o quiénes debe pelear para defender su gallardía y su honor.
Una investigación que realicé al respecto me ha develado el misterio. Los sindicatos agrícolas franceses, ultraderechistas y subsidiados por su Estado y por la Unión Europea, necesitan desprestigiar al azúcar dominicano. Ellos son el enemigo.
Este fin de semana aparecieron en el Metro de París unos afiches, con el sugestivo lema “esclavos en el paraíso”, denunciando la supuesta esclavitud de los haitianos en Santo Domingo. Los carteles ofrecen como seña la siguiente dirección en la web: http://www.esclavesauparadis.org/. Y en ese sitio, nos saluda el siguiente párrafo: “En la República Dominicana, la cabaña del Tío Tom nunca llegó a desaparecer. Cerca de resorts playeros de lujo privado, escondidos por una impenetrable cortina de caña de azúcar, hay barracones insalubres de madera agrupados en bateyes. Estos improvisados villorios, sin agua ni electricidad, albergan a familias haitianas completas. Al entrar a los bateyes, no puede escaparse de su miseria: los hombres trabajan hasta quedar exhaustos en las plantaciones de caña; las mujeres tratan de asegurar la supervivencia de sus familias; niños nacidos de padres haitianos están condenados a ser ellos mismos esclavos. Parte de los beneficios de este proyecto serán donados a la fundación del padre Christopher Hartley”.
Otros sitios en la web ofrecen pistas acerca de quiénes financian esta atroz campaña anti-dominicana, y por qué. Hay sin duda varias entidades serias, sorprendidas en su buena fe o reaccionando ante una campaña de relaciones públicas muy bien montada. Pero tras desbrozar los datos, se arriba a varios culpables. Uno es la Federación General de Agricultura de la CFDT, que se auto-define como “el sindicato de los asalariados del sector agro-alimentario” en Francia. Cuenta con 60,000 miembros adherentes, 4,000 secciones sindicales, 167 sindicatos y un enorme poder político y económico. Una larga lista de entidades está aliada a esta federación, y destacan entre ellas la fundación de la viuda de Mitterand, la Fundación Frederich Ebert, entidades de la sociedad civil y otros sindicatos.
¿Por qué motivos se desarrolla esta feroz campaña contra los dominicanos, cuando es sabido que somos el país que más fuertemente está impactado por la desgracia política y social de Haití? Una reciente declaración del embajador dominicano en Bruselas, licenciado Federico Cuello, ofrece una pista: “Cuello reiteró que la Unión Europea planteó asignar una cuota preferencial azucarera a la República Dominicana, en una etapa inicial de aplicación del Acuerdo de Asociación Económica que negocia con los países ACP del Caribe. Cuello explicó que la Unión Europea quiere que en una segunda etapa, cuyo inicio se definirá en las negociaciones, el mercado quede libre de cuotas. Cuello dijo en principio se habló de una cuota para el país de 100 mil toneladas métricas, además de contemplarse aumentar la cuota para el resto de los países del Caribe en otras 100 mil toneladas métricas, que en total sumarían 200 mil toneladas métricas”.
Es esa perspectiva, y no ningún interés por la suerte de los haitianos, lo que motoriza la histérica y falaz campaña sobre un imposible esclavismo. Se trata de obstaculizar la entrada de azúcar dominicano a Francia y a Europa.
Vergüenza debería darles a los buenos franceses que una de las entidades asociadas a la campaña anti-dominicana, el “Centro contra la esclavitud moderna”, creado en 1994 por la periodista Dominique Torres, revela que su propio trabajo ha ayudado a liberar a más de 400 “víctimas de esclavitud doméstica en Francia”. ¿Cuándo en los últimos dos siglos ha podido liberarse a algún esclavo en suelo dominicano? Nunca, porque sencillamente no los hay...
Es bueno recordar que en 1789, Haití suplía más de dos tercios de todo el comercio exterior de Francia y era por mucho el mayor mercado para la trata esclavista de los europeos. Orgullo de Francia y envidia de las demás potencias imperiales, la economía haitiana era motorizada por centenares de miles de esclavos, cuyas expectativas de vida tras arribar de Africa eran tan breves, que cuando los esclavos se rebelaron y pasaron por cuchillo en una sola noche a todos los blancos de Haití, en la revuelta liderada por Louverture, la inmensa mayoría era recién llegada de las costas de Guinea, en Africa. Cuando ello ocurría hacía mucho tiempo que en Santo Domingo había desaparecido la esclavitud.
La esclavitud que sí persiste allá es la de la miseria haitiana. En Haití más del 80% de su población vive debajo de la línea de pobreza extrema. Antes de cumplir cinco años de edad, Mueren 123 de cada mil niños nacidos vivos (¡más de un 12%!), y de los sobrevivientes un 25% está gravemente enfermo. En Estados Unidos, la tasa de mortandad es de ocho por mil. La mitad de las muertes de niños haitianos son por diarea y gripe. Al tiempo que esto ocurre, el presupuesto para tapar caries a los ocho mil soldados de la ONU que ocupan Haití es mayor que la asignación total a la secretaría de Salud Pública de este país.
Nuestro país necesita estar mejor defendido en esta guerra que nos han declarado los sindicatos agrícolas franceses. Nuestra defensa del interés dominicano debe ser tan vigorosa como los ataques. A nuestro favor tenemos que no nos será necesario mentir, que nuestra generosidad con los haitianos debería avergonzar a Francia y a Europa, y que han sido los franceses, y no los dominicanos, los maestros de la esclavitud.
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