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sábado, 12 de abril de 2008

EL PASTOR DEL SIGLO XXI

Por: Nereyda Féliz

Asumir el rol de pastor, sacerdote o guía espiritual es una de las tareas mas comprometidas y de difícil práctica en el complejo mundo de hoy.

Ser un buen pastor implica enrolarse en la vida del feligrés de tal manera que se convierte en su mejor amigo, su consejero y un modelo a seguir desde el punto de vista de la Fe.

El pastor de hoy debe basar su trabajo en los prestos divinos sin olvidarse de que hay una realidad existencial marcada por el individualismo, la inversión de valores, la falta de fe, que a su vez es fruto de la desesperanza del hombre, que ha confiado en el hombre y se ha apartado de Dios.

El pastor debe estar al día de lo que ocurre a su alrededor. Opinar, ser parte activa e interactiva de la cotidianidad donde se desenvuelve. Debe leer, participar en foros y relacionarse con su habitad, participando de una manera constructiva para aportar con sus dones a la sociedad, al mundo secular y ecuménicamente lograr la aceptación de su medio.

Lo que ha incrementado el número de ateos en el mundo, es precisamente la falta de cumplimiento de la Ley de Dios, la falta de asumir cada Cristiano su rol y de que muchos pastores, sacerdotes y laicos, se preocupan más por las cosas del mundo, que por los negocios del Padre.

Los jóvenes y los niños, en muchas iglesias son marginados. Los pastores no les dan a esta parte de la feligresía la debida importancia, pues se olvidan de que ellos son los que continuarán la tradición cristiana y si no se les da un pastoreo especial, estos se apartan por cualquier razón sin peso que el mundo les ofrezca.

Para el pastor de hoy, estos dos grupos humanos, jóvenes y niños, son de vital importancia y son los que deben darle vida a las actividades religiosas. Deben ser parte de una visión integral sobre el futuro de la Iglesia.

La vida de un pastor comprometido, conlleva a crear líderes comprometidos, feligreses formados y movidos por una fe inquebrantable basada en el cumplimiento de la Mision que Dios mismo nos ha encomendado, tomando como modelo a Jesucristo y orientada por el Espíritu Santo.

Por estas razones es y debe ser de sumo interés para un pastor, la vida de cada feligrés, debe conocer sus problemas, claro, debe propiciar que el feligrés le tome respeto y confianza para lograr un seguimiento orientado por Dios en su vida ministerial.

La apatía de muchas personas en participar de los programas de trabajo de las iglesias es causada por la falta de motivación, la indiferencia de pastores que se hacen de la vista gorda de los problemas de su feligresía para no involucrarse ni tomar participación de ninguna índole en ellos. Jesús Dijo: Tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, estuve preso y me visitaste.

El pastor del Siglo XXI también debe ser moderno, porque hoy se puede dar apoyo mediante los medios electrónicos. Computadoras, celulares etc. Debe saber manejar un Data Show, un Ipod. Entre otras cosas. Saber enviar mini mensajes, responder su bandeja de entrada y “bepear” si es necesario para localizar sus ovejas. La tecnología es una buena herramienta para trabajar con los jóvenes y evangelizar el mundo. Aprovechémosla.

El proyecto de vida del feligrés dice en gran medida, de qué se alimenta pastoralmente.
Felicidades para los pastores que cumplen su misión y que tienen a Dios contento porque para eso ellos fueron enviados, según el rito de Melquicedec.

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